El plan para el sábado noche no pintaba mal. Una sala nueva por Chueca que no conocíamos, un grupo que prometía un concierto diferente y la segunda cita de Girando por Salas después del buen sabor de boca que nos dejó la primera con Julián Maeso.
En esta ocasión la parada era en El Intruso Bar Madrid. Un garito que además está de celebración después de haber superado el primer año que vida. La primera impresión fue buena, entrada por un portal, buen ambiente, espacioso y con amplio horario todos los días, sí, sí, todos los días. Hasta ahí, un notable rozando el sobresaliente para El Intruso. Dónde está el truco? En los cinco pavos que cuesta un tercio de Mahou, demasiado por muy Mahou Premium que sea.
Mikel Azpiroz |
Los temas instrumentales demostraron estar más que controlados, y aquellos donde la voz también se convertía en protagonista, no desentonaron a pesar de detectarse algunos problemillas propios de una sala pequeña y de la proximidad del público. Porque si otra cosa positiva se saca de este tipo de conciertos es la cercanía, la del público con los artistas y la de ellos con su público. Poder disfrutar a escasos dos metros del escenario es algo que muy pocas veces se puede decir. Repetiremos.
J&B
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