Seguro que muchos de vosotros, que os gusta pasear las calles en busca del penúltimo garito, de la penúltima historieta, del penúltimo concierto y que os fijáis en todos los carteles que os encontráis a vuestro paso (como me ocurre a mí), os habéis topado en los últimos tiempos con la cara de un doberman mirándoos fijamente. Es la portada del segundo disco de Dinero, llamado 'Año perro'.
El viernes pasado tocaban en el Ocho y Medio de Madrid y allá que nos fuimos, para corroborar lo bien que nos han hablado de ellos últimamente. Al llegar a la sala lo primero que notamos es que hay mucha gente, llenazo total, y que el ambiente es el de las grandes noches de concierto. El público calentado ya por el pop de manual de The Noises, esperaba con ansia la salida de Dinero a escena y el grupo esperaba con ansia encontrarse con su público. Eso se nota cuando les ves mirando nerviosos por la rendija de la puerta que da al backstage. Y la salida, fulgurante. Sean, guitarra en mano desde la puerta, arranca con los primeros acordes de la rítmica, Rubi coge el bajo y mete quinta llenando la sala de sonidos graves, de esos que se interiorizan, y Ekain pisa el acelerador del bombo para que la máquina engrasada de Dinero se ponga en marcha. Un trailer que arrolla al silencio y arrastra a la multitud.
Se les notan muchas horas de ensayo para que la formación de trío consiga ese sonido de tanta presencia, y se les notan los últimos 2 años pisando cada tabla en forma de escenario que se les ha puesto por delante (teloneos a Foo Fighters o Franz Ferdinand incluídos). La conexión con el público es total y eso se nota en los ojos de la gente mientras corea sus letras. Una conexión casi generacional, diría yo, basada en una actitud de estar ahí para tocar entre colegas, y unas letras directas, que parecen sinceras, universales y jóvenes, tanto como su público. Y que además denotan rabia y falta de pretensión, y eso me gusta, aunque a veces abusen de ese alargamiento vocal caraterístico del rock melódico, que es difícil hacer quedar bien. Ahí tienen todavía bastante por pulir, para mi gusto.
Con momentos muy buenos como Mentiras, Lo mismo o Cómo Cuándo Quién y otros algo más flojos, el directo en general es energía pura, mezcla ritmos rápidos con pausas bien metidas y líneas de bajo que en vez de acompañar completan a la guitarra. Y ya está, no necesitan nada más. Sólo hacerlo especial. Y Dinero, de una manera intangible, desde la normalidad, lo hacen especial. Yo creo que darán que hablar. De momento que sigan así, tocando, y que el dinero no les cambie y puedan seguir gritando 'a tomar por culo!!' antes de la siguiente descarga.
kboy
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