Glastonbury Festival 2013. Ticket
Cuando nació Festivaleros! una palabra flotaba en el ambiente Glastonbury. Era algo así como el final del camino de baldosas amarillas, el lugar al que llegar después de cruzar la Tierra Media, el sueño de una noche de principio de verano, nuestro Woodstock particular. Dos años y unos días después del nacimiento del sentimiento Festivalero! vamos a cumplir nuestro sueño, vamos a ir a Glastonbury Festival. Esta es la historia de cómo vivimos cada uno de nosotros la locura, el sueño y la realidad de conseguir estar allí el 25 de junio.

J&B

Glastonbury, pues a mí me suena a fábrica de galletas de esas típicas inglesas. Y además, qué tipo de festival deja de celebrarse porque haya unos Juegos Olímpicos? Y encima se celebra al sur de Bristol, ahí llueve fijo todo el día. Y no hay donde meterse? No me acaba de convencer. A ver, déjame ver quién se atrevió a tocar ahí en 2011... WTF?!!!! Corrijo la pregunta... Quién tuvo las pelotas de NO tocar???? Si están Todos!!!! Hay que ir sí o sí. Y así fue como una palabra tan poco usual se convirtió en parte de nuestras vidas. Tras un registro allá por septiembre, con foto incluída, digno de un visado para entrar en Estados Unidos, habíamos perdido toda esperanza de ir este año. Perdidos por la Patagonia vimos como en una hora y media se agotaban todas las entradas.

El anuncio de los Rolling y del resto del cartel, con esa joya que es Sugarman Rodríguez, confirmó que, un año más, estaban todos o casi todos en su line-up. Parecía demasiado tarde hasta que se anunció una nueva venta de abonos. Y allí estabamos, después de sincronizar los relojes con la hora glastonburyana, a las diez de la mañana, con el portátil y todos los navegadores posibles conectados a la página oficial del Festival. Al segundo de empezar la venta on-line ya estaba caida. Pero la tenacidad festivalera nos hizo acabar entrando y dándole al botón mágico BUY! Tres abonos con derecho a camping, a mojarse y a entrar en el universo Glasto. Nada más hacerlo comenzó una risa floja que sigue y sigue. Creo que no se va a pasar hasta que atravesemos el umbral de NeverLand, la tierra prometida de cualquier Festivalero! de verdad... La entrada a Glastonbury Festival.

kboy

En 1969 un acontecimiento cambió muchas cosas en la vida de mucha gente, tanto de la época como de épocas futuras, entre otras las nuestras. El festival de Música y Arte de Woodstock, celebrado en una granja al norte de Nueva York se convirtió en germen y fin de muchas cosas. Fue el subidón máximo de una generación que tuvo unos cuantos, y la bajada se convirtió en el fin del movimiento hippie y de una forma de ver el mundo no exenta de inocencia. Con el festival esa inocencia llegó a la cima y fue muriendo poco a poco y las cosas empezaron a cambiar muy deprisa. Un año después morían dos de los más carismáticos exponentes de todo ello, Jimmy y Janis.

El día después de que muriera Jimmy Hendrix, 18 de septiembre de 1970, daba comienzo el primer Festival de Artes Contemporáneas de Glastonbury en una granja al sudeste de Inglaterra (cerca del mágico Stonehenge). Sólo se celebra ese año y el siguiente, y se queda latente para renacer con toda la fuerza curiosamente en 1978. Desde que tengo memoria festivalera tengo en la cabeza imágenes del festival de Glastonbury, de su escenario con forma de pirámide, de gente feliz cubierta de barro hasta las orejas, de la verde campiña inglesa llena de tiendas de campaña, y de casi cualquier grupo internacional que se te pueda ocurrir, presente en el cartel de algún año.

Ir al festi... Una misión casi imposible. La demanda agota las entradas (140.000 abonos aprox.) en pocas horas. Tienes que registrarte en la web casi un año antes sin conocer nada del cartel, madrugar un domingo meses antes con el F5 marcado en el dedo y la ilusión de un niño la mañana de Reyes para soñar con lo imposible. En el reparto de tareas a mi me debió tocar la del sueño, pero la cumplí a rajatabla, y al abrir los ojos, un mensaje se dibuja frente a mi: "Nos vamos a Glastonbury". La risa floja todavía no se me ha quitado... porque igual ni he despertado. Al final se trata de eso, de sueños, de cumplirlos y de lo que te pasa mientras eso ocurre. De ir a sitios, de contar cosas, de dormir poco... Un poco como la historia que cuenta la película Almost Famous.

Podríamos decir que Glasto es nuestro Woodstock, pero no, no me espero tres días de paz y música, simplemente es ese sitio donde siempre quise ir y todavía no se muy bien por qué. Quizá lo averigüe pronto.

Dr. J

Toulouse. Domingo por la mañana. Resaca. El despertador no ha sonado pero el sentido festivalero me arranca de mis sueños por alguna extraña razón. Tengo una visión de hojas de calendario que pasan a toda velocidad y entonces recuerdo: hoy es el día que sacan a la venta los restos de entradas de Glastonbury 2013. Habíamos quedado que estaríamos todos frente al ordenador el domingo D a la hora G, de las gallinas, para intentar el milagro dentro de... cinco minutos. Holy crap!! Odio cuando pienso tacos en inglés. A sus puestos. Facebook. Kboy desaparecido. Página de Glasto bloqueada, esto va a ser misión imposible. Casi tanto como haber comprado en la primera tanda en el mes de octubre cuando estábamos perdidos en la Patagonia... Un intento. Dos intentos. Tres intentos. Estoy en espera! La página se cae una docena de veces y empiezo a perder la paciencia.  J&B ha tenido más suerte. Eso dice él pero no me lo creo del todo. Cuando llega la confirmación a mi cuenta de correo me entra una risa floja que me va a durar semanas. Es cierto, veremos a los Rolling... Festivaleros!, nos vamos a Glastonbury!!

Ahora sí que podemos decir con orgullo que somos Almost Festivaleros!

Festivaleros!

Glastonbury Festival, vista aérea
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