Guca 2014: Festival de las Trompetas

Querido yo,

He visto en los demás el efecto que puede tener sobre las personas este indómito lugar y, sobre todo, esa poción mágica llamada Rakija, y prefiero tomar ciertas precauciones antes de abandonarnos juntos a la suerte de una nueva jornada en esta villa trompetera.

Si encuentras esta carta en tu bolsillo y no sabes de dónde ha salido, es normal. Es posible que, aunque tú, que eres yo mismo, conocieras los peligros del abrasivo brebaje, hayas calculado mal las dosis o te hayas dejado llevar por las generosas proposiciones de los compañeros que te escoltan en esta odisea o de los simpáticos desconocidos que tanto abundan en este valle. Es probable que ahora no sepas dónde te encuentras ni cómo ni con quién has llegado hasta aquí, si en estos parajes tienes familia o amigos o algún lugar en el que caerte muerto. Es posible, incluso, que no sepas de dónde vienes y ni siquiera cómo te llamas. Todo esto también es normal. Voy a contarte punto por punto lo que necesitas saber para salir de esta.

Guca 2014: Festival de las Trompetas

 Para empezar estás en Serbia, más concretamente en Guca (se lee "gucha"), un pueblo al sur de Belgrado a unas cuatro horas en autobús desde la capital. Hasta aquí habéis llegado tú y otros dos festivaleros porque en este lugar al final de un valle después del cual parece que no puede haber ya nada más, se celebra un festival de trompetas conocido en todo el mundo.

Mapa de GucaPara alojarse, lo más tradicional y recomendable es instalarse en alguno de los camping improvisados en las parcelas de las granjas que los guchenses alquilan a un módico precio que oscila entre la voluntad y seis euros por día. El confort es mínimo pero suficiente y el ambiente, inigualable. Tu tienda está plantada en el que llaman "Camp Brocic", pero no te molestes en preguntar porque nadie sabrá decirte donde está. Para encontrarlo tienes que buscar primero una estatua de un trompetista que está enfrente del Museo de las Trompetas. Probablemente, por el camino te cruzarás con un señor con bigote y un carrito de la compra que intentará venderte una botella de rakija con su foto en la etiqueta. Es Mijatovic. No se la compres por lo que más quieras, pero dile que la reserve para mañana. Una vez frente al trompetista haz abstracción de la muchedumbre que intenta trepar sobre sus hombros presa de la fiebre balkánica y mira a tu derecha. Verás una calle llena de extraños personajes. Sigue por ella y sortea las bandas de gitanos atrompetados, los serbios vestidos de militares, los rosados guiris en chanclas que intentan hacer sonar una trompeta de souvenir, las indescriptibles chicas Jelen, los tentadores frigoríficos de birras de medio litro a 80 céntimos y los puestos de recuerdos tan improbables como pasamontañas de los paramilitares serbios, recopilatorios de lo mejor de Boban y Marko Markovic, pósters con la foto de Milosevic o una motosierra.

Si has escapado a todos esos tentadores estímulos y has llegado a la barrera que la policía ha colocado como inútil frontera a la demencia, sube por la primera calle a la izquierda. A ambos lados, encantadoras casitas con jardín y coches de lujo. Unas marmitas sobresalen de humeantes montones de ceniza. Y el inconfundible aroma del kupus que se está cocinando en su interior... Ya vas recordando, estoy seguro. Allí está ese oasis que llamamos Camp Brocic. Sus insignes habitantes, orgullosos serbo-bosnios, franceses bohemios, sofisticados alemanes alternativos, polacos sonrientes y las tiendas de la tribu de los Festivaleros! Entra en la tuya. Junto a las zapatillas llenas de barro encontrarás una petaca de Rakija... Por fin de vuelta a casa!

Dr. J

Guca 2014: Festival de las Trompetas


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