La noticia de la despedida de Berri Txarrak nos pilló por sorpresa hace unos meses y desde entonces cada vez que sale la conversación, cada vez que lo pensamos y recordamos momentos vitales con ellos como banda sonora, o nos frustramos por no haber llegado a tiempo de conseguir una entrada para uno de sus conciertos de despedida (las entradas de la última gira suelen volar nada más salir a la venta), nos recorre una sensación extraña de pérdida.
Cuando digo que Berri Txarrak es mi grupo favorito, hay quien me mira con incredulidad pensando que me quiero hacer el interesante (joder, ¿es que no puedes decir una banda normal como Metallica o así?), otros ni siquiera los conocen, y hay un tercer grupo de gente que estén de acuerdo o no, asienten con la cabeza y una sonrisa cómplice.
Personalmente creo que es una de las bandas más honestas y con más personalidad propia que me he encontrado desde que conozco un poco este mundillo de la música por dentro. ¿Que qué significa eso?
No se flipan. No van de estrellas del rock. Siempre quisieron ir un poco más allá. Han conseguido ser una banda casi de culto sin parafernalia, sin grandes alardes mediáticos, sin hacer mucho más ruido que el que sale por sus amplis, y cantando en euskera. No repiten esquemas, ni siquiera los propios. Se arriesgan, lo han dado todo por la música; no por tener un grupo, no por triunfar, ni por salir de gira o ir a festivales.
Van mucho más allá de todo eso. Es la Música con mayúsculas y la pasión sin límites por ella, la que destilan Berri Txarrak y en concreto su alma mater, fundador, conductor, atizador. Y eso se nota. Viendo a Gorka en directo, escuchándole tocar, cantar y escuchándole cuando habla, se percibe cierta angustia, ese desasosiego que tienen los grandes genios que lo dan todo por su arte hasta las últimas consecuencias y siempre quieren más. Sudor, sangre, esfuerzo, pasión, dedicación, felicidad condicionada a tener una guitarra en las manos y algo que decir al cantar. Y que nunca te parezca suficiente. Que la máquina no se pare.
Jaio.Musika.Hil (Nacer.Música.Morir). No puede definirse mejor una filosofía de vida.
Todo muy intenso, sí, no hay espacio para la frivolidad o para la chanza en la música de Berri Txarrak. Y aun así, han convencido, ilusionado y en definitiva unido a una cantidad ingente de seguidores que este año se quedarán un poquito huérfanos.
En cierto modo, durante todos estos años, 25 años, Berri Txarrak les dio un hilo del que tirar para descubrir mucho más que a un grupo de música. Y mientras tanto, ellos también tiraban de ese hilo, para ver a dónde les llevaba.
Desde que conocí a Berri Txarrak allá por los tiempos de Libre (2003), me di cuenta de que estaba ante un grupo diferente. Tenían algo que me atrapó desde el principio e indagar en sus discos anteriores sólo potenció esa sensación. No era rock, no era punk, no era metal y lo era todo a la vez. Y además, indagar en sus referencias y músicas afines me dio acceso a todo un universo musical hasta entonces desconocido. Nuevamente el hilo del que tirar.
También vi disco tras disco que cada uno de ellos era mejor que el anterior y que ninguno daba la sensación de que hubieran tocado techo.
Desde los sonidos más duros, las voces más furiosas, fueron refinando unas melodías que te taladran la cabeza, dejando los coros justos y precisos, construyendo rifss tan directos como efectivos, muros de sonido de guitarra, bajo y batería. Y tocando cada vez más rápido, más sólido, más coordinados, más perfecto y a la vez transmitiendo tantas cosas. Una formación sencilla de tres personas para canciones complejas, casi artesanales, llenas de matices, llenas de un mensaje potente y una actitud contagiosa de orgullo, rabia y amor por la música. Todo ello bañado por la magia del euskera.
El hecho de que cantasen o no en euskera quedaba relegado a un segundo plano a nivel musical, porque acababas entendiendo lo que querían decir, pero es un hecho de vital importancia en su personalidad como banda que ha conquistado a miles fuera de sus fronteras. Siempre dije que si hubieran cantado en inglés estaríamos ante una de las bandas más famosas del mundo. Lo sigo manteniendo y también sigo diciendo que ni falta que hace.
Capaces en el mismo año de tocar antes decenas de miles en pabellones y festivales y en una sala francesa (en Nantes) ante una sola persona, y tocar de la misma manera, dándolo todo. Hacer música pase lo que pase.
Todo sustentado sobre los hombros de un "genio loco", Gorka Urbizu, un tipo que fundó un grupo en Lekunberri con un amigo y que ha ido aguantando todas las tormentas y los posibles naufragios (reducción de cuatro a tres componentes, cambios de formación, censura, evolución vital...) para poder hacer lo que más le gustaba en el mundo: tocar en Berri Txarrak. Gorka es BTX y BTX es Gorka.
Son muy malas noticias que Berri Txarrak desaparezca. En este caso las razones no parecen ir más allá del cansancio generalizado, la necesidad de seguir creando pero de otra manera y probablemente ganas de explorar nuevos territorios. A quién no le suenan esas razones.
Como él mismo reconocía en la rueda de prensa de presentación de la gira, después de llenar la BEC de Barakaldo con más de 10.000 personas, en lo que fue posiblemente el concierto top de su carrera, Gorka se preguntaba: '¿Y ahora qué?'.
Obviamente no es por falta de ventas y ni un revés de su público. Las entradas de la gira de despedida vuelan casi tan rápido como los reconocimientos, las muestras de cariño y un clima de que de alguna manera, la música también se queda un poco huérfana con esta pérdida.
Y parece que somos muchos los que pensamos esto. Para muestra un ejemplo de tuit que puede ser perfectamente el resumen de esta última gira, infinita, que abarcará casi todos los escenarios imaginables: festivales, salas grandes, salas pequeñas, gaztetxes, frontones, aquí, allá, Europa, América... Y estaremos atentos porque anunciaron que están organizando un concierto multitudinario en Euskal Herria para que nadie se quede sin verlos.
5 conciertos en los próximos 6 días. No quedan entradas para ninguno:— Berri Txarrak (@berritxarrak) 19 de febrero de 2019
19 y 20 BILBAO @kafeantzokia
21 AZPEITIA @sanagustinkultu
23 LEKUNBERRI @ Jayan Jai
24 IBARRA @ Gaztetxe#beude #ikusiartetour #soldout
(📷 @IzarrenAzpian) pic.twitter.com/iGRJPKCYC1
Desde aquí sólo nos queda intentar asistir a todos los conciertos que podamos de esta última gira, no como un intento de verlos por última vez sino como siempre lo hemos hecho, para dejarnos atravesar y empaparnos una vez más de la música de Berri Txarrak. Y otra vez, y otra.
Ikusi arte, Berri, eta eskerrik asko.
kboy
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