Como ya contábamos que ocurría con el público, esos viñarockeros que son el alma de Viña Rock, los nervios, la risa floja o las carreras no son su patrimonio exclusivo. También pudimos ver a artistas de consolidado talento y experiencia, ponerse nerviosos como si fuera su primera actuación. Las mariposas en el estómago volaban libremente en el ambiente. No era para menos, volvíamos por fin todos a Viñarock.
EL VIÑA ES EL VIÑA
Porque ir al viña es una responsabilidad. Es un escaparate inmejorable para muchas bandas, y sobre todo y muy importante, los artistas se sienten en deuda en esta fecha con su público. Es el sitio en el que el público hace magia. Miles de prestidigitadores sacan sus mejores trucos para que el espectáculo esté presente más que nunca. Y miles de aventuras ocurren en lo que dura un acorde. Más de 60.000 al día sólo dentro del recinto.
Cosas como las que se viven en el Viña son las que hacen de él un festi diferente. Por eso, cuando escuchas tantas veces en las voces de viñarockeros pero también de artistas, managers, técnicos y prensa la frase de “el viña es el viña”, entiendes la filosofía y magnitud de tal evento.
Así como el viña celebraba su 25 aniversario también muchas bandas celebraban diferentes fechas señaladas como así rezaban varios carteles a sus espaldas. Es indudable que mucho público no había ni nacido cuando muchas bandas empezaban. Pero una de las mejores cosas del viña es que allí todo el mundo se mezcla, todas las edades empastan y el salto generacional se convierte en puente.
LA MÚSICA
Puente generacional es explicarle a alguien que Rulo antes cantaba en La Fuga e hizo casi todas las
canciones que ahora le gustan y ver cómo encajan algunas piezas en su cabeza. O que tío y sobrino te pidan una foto en su primer festival juntos. Ver a Mägo de Oz con la chavalería más joven en primera fila dejándose la garganta, secundada por decenas de miles en una fiesta pagana desbocada. Al mismo tiempo Ángelus Apátrida lo celebraban a su manera, tocando a la velocidad del rayo, un rayo muy oscuro.
Vimos a Kase.O dando clases magistrales de cómo controlar una banda de jazz a su antojo, poniéndose serio cuanto tocaba y desenfadado por momentos. Sopa de Caracol, ¿en serio Javi? Cómo desplazarse flotando sobre su propio flow encima de un escenario, por primera vez en el grande de Viñarock.
Los Derby Motoreta's Burrito Kachimba suenan frescos y salvajes, quizá la luz del día no les hizo justicia pero el sonido fue brutal. La voz de Dandy Piranha te resuena profundo, la kinkidelia se apoderó durante una hora del cielo del escenario metalero y más de uno no se acordaba ni dónde estaba al terminar.
Kaotiko, a pesar de las adversidades (sin su batería y con un Jon que había pasado una noche anterior difícil), sacó el martillo pilón. Desakato, arrasó con la estepa manchega y Los de Marras, volvieron a ponerse el mono de faena para mancharse fabricando un concierto recibido con auténtico fervor por su público, ya estuviera dando saltos o volando sobre dos ruedas.
25 años del viña, y 25 años de Kaos Urbano. Viña y kaos, dos conceptos que también mezclan perfectamente. Diversidad y múltiples direcciones. Puro viña. El público entiende esa simbiosis y lo dio todo desde el primer acorde. Eran las seis de la tarde, el sol lucía, pero el ambiente era nocturno. Entre humo y bengalas, sus fieles seguidores disfrutaron de un bolo de los que tardan en olvidarse.
Como se quedó para mí uno de los mejores conciertos del festi. Hacía tiempo que no veía a los Chikos del Maíz y me parecieron todavía mejores de lo recordado, con un flow aún más afinado, clavando tempos difíciles de domar y manteniendo ese aroma a pólvora y combate en el ambiente. Y eso que al Nega le daba pereza el viña y que si no se qué de una tarta de queso.
Y a pesar de que pueda parecer que tocar el último día en la última franja del festi es forzar a la peña, los pronósticos se volvieron a romper. El fin de fiesta corría a cargo de Zoo, Lendakaris, La Pegatina y Boikot. Ir a un concierto de Zoo y que tus pies estén más rato en el aire que en la tierra comienza a ser obligatorio. La Pegatina estrenaba audiovisuales y confeti, con un show súper trabajado en el que se mezclan la fiesta, los colores y el saber hacer.
Boikot se guardó un regalo para su público. Ya no sólo cuando salió al escenario con Julio Maloa de la Raíz al micro, sino que todo el concierto en sí fue un regalo. Para cerrar el festival se tocaron el mejor concierto que les he visto en años. Y eso no pasa kualkier día.
Y lo de Lendakaris no tiene nombre. Pusieron el águila boca abajo, se puso Aitor boca abajo, todo el público de las primeras filas estaba boca abajo. Una tralla, un no parar ni un segundo, una intensidad. Un acabar el concierto y estar para escurrir. Brutales.
Y muchos más que nos dejamos... los bailes infinitos con Talco, y los más elaborados de Alex Sardui de Gatibu. Las parrafadas grabadas a fuego en la memoria de Def Con Dos, el Rapsusklei y su gorra con sus rastas, el Fernandito Costa que asegura el relevo con mucho criterio, el descubrimiento de Huntza, la ilusión de ver otra vez a Exceso en el viña, los gritos de Molly de Hamlet, la jerarquía del Drogas, ver de espaldas a EUKZ, el primer llenazo con Mafalda o por supuesto el himno del viña, los Trashtucada y su 'De festi vale?'
La música. Qué será eso que nos vuelve locos de la música y se potencia hasta el infinito en el viña.
VIÑAROCK 2022. ORGANIZACIÓN Y PUNTOS A MEJORAR
No podemos cerrar esta crónica sin hablar de lo mejor y lo peor de Viñarock en cuanto a organización. Y más este año, que no es ningún secreto que ha habido muchas quejas por cómo se han tratado ciertos temas. Siempre hay quejas pero algunas veces son más fundadas que otras.
Por ejemplo los precios, que obviamente han subido, pero los precios siempre son discutibles. Obligarte a comprar un vaso y no poder devolverlo entra dentro de lo normal. Se agradecen los vasos reutilizables, ya era hora, aunque el kubalitro en realidad sean kuba90centilitros, y sólo había que comparar toda la basura que quedaba después de los conciertos de otros años y este. Si estamos convencidos que reutilizar es lo suyo, eso tiene un coste.
El primer año de pago con pulsera estaba bien organizado, la carga y el pago eran rápidos y evita líos con los tokens o pérdidas. Pero cobrar 3 euros por devolverte tu dinero restante es robar. Con todas las letras. Y poner que es debido a causas técnicas o de gestión pues es tomarnos por tont@s. Si se hace, se hace bien.
El colmo fue la jugada de que si compras una promo de 50€ y recargas antes de acabarla, se esfume lo que te quedaba de promo. Eso, por mucho que estuviera anunciado, no se puede hacer. Había mucha gente, entre ellos yo, que no era consciente y a la que nadie le dijo nada al ir a recargar. Euros y euros perdidos por ahí... Esas dos cosas tiene que arreglarlas Viñarock sí o sí.
Y poner más gente en las barras. En muchos, demasiados, momentos de la noche había pocos camareros para la cantidad de público y bastante pachorras. Colas para pedir de segundas y terceras filas como hace tiempo que no veía en un festi antes del parón. Muy majos y majas y sin perder la calma en los peores momentos, eso sí, pero muy insuficientes en número.
Algunas manías en las barras que no llegamos a entender: kalimotxo sí pero tinto con limón no, y kalimotxo en vaso de pinta no se puede, sólo en el grande. El 2x1 sólo de cerveza cuando fuera el kali oficial valía la mitad. Y ni se te ocurra pedir que te quite un hielo. Cosas de los números supongo.
Por lo demás el sonido fue en general bastante bueno en todos los escenarios, excepto la fiesta presentación que dejó a los grupos cara de incredulidad. El mejor sonido como casi siempre el del escenario metalero, con DMBK era un escándalo para bien.
Y en el resto, la organización me sigue pareciendo buena, los accesos, la repartición de espacios y de grupos para evitar colapsos, ningún altercado que llegara a nuestros oídos... pero el tema barras y el tema chorreo de euros perdidos por todos lados es necesario mejorarlo.
POR OTROS 25 VIÑAROCK
Y así llegamos al final. Si has llegado hasta aquí te abrazo.
Para terminar podemos decir que nuevamente, con algún que otro flaqueo temporal, nos volvimos a pasar todas las pantallas de un festival como Viñarock, y con nota. Y aunque algunos estén todavía peleando a estas horas con el monstruo final, ese que nos ha tenido tres años sin viña, esperemos haberlo vencido y que podamos volver una y otra vez.
Larga vida a Viñarock.
Este año me marché muy indignada del ViñaRock 2022 y el motivo fue el AGUA. Retiraron el acceso público a un recurso completamente imprescindible que determina no sólo que sobrevivas sino que estés a gusto e hidratad@. Cerraron las fuentes públicas y vendían agua a precio de Aeropuerto cada botellita de agua pequeña (Aquabona 33cl) eran 2,00€, saciar tu sed por darlo todo en un concierto pasa a costar 4€ porque cada botella te la bebes de un trago. Teniendo en cuenta el calor que hace normalmente y que se tarda mínimo una hora en salir de allí cuando hay mucho tránsito, para mí se han vendido y nosotros pagamos el precio en salud. El hecho en sí va en contra de los ideales que defiende el ViñaRock y lo que más me sorprende
ResponderEliminares que nadie alce la voz para decir algo al respecto.